E n el otoño, cuando la niebla del olvido sepulta el recuerdo ,
aparece el murmullo de las almas ,
única visita de lápidas abandonadas
desde dónde vuelven buscando caricias
Una alfombra roja de hojas secas te abrigan
y sólo el crepitar de mis pasos escucha tu ausencia.
Hace frío pero no es intenso ,
trémulas palpitantes danzan las hojas
en un dulce baile como tus besos,
corren vuelan, suben y bajan ; entonces comprendo
que ya te has marchado y aún no te entierro,
pesado ancla errumbrada en el tiempo,
déjame despedirte que aún yo no puedo.
Tal vez anochezca y me alcance el invierno...
tal vez no quiera irme y contigo me quedo...
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Sandra, con un enorme gusto encuentro tu vena poética en Niebla, "situado" en ese difuso terreno poco probable a la vista, ya sea en la tierra concreta o en el país interno, ese de donde se derivan tus escritos.
ResponderEliminarComparto ese mar de confusión que causa la tristeza (esa niebla), el abandono, o bien, el duro camino que es aprender a caminar de nuevo, sin el ser amado.
Te felicito.
Recibe cordial un abrazo.